En “El Crimen de Padre Amaro,” un sacerdote joven se da cuenta la falacia de sus votos y la divinidad de los curas. Me gustaba la película por la historia y el mensaje que nadie está encima de los pecados.
En el comienzo de la película, a mi parecer el Padre Amara estaba bueno y puro. Él ayudaba los desafortunados y las victimas de crímenes, y rechazó los coqueteos de la mujer hermosa, Amelia. Amelia es una persona muy interesante por su actitud y su familia. Su madre está en una relación secreta con el sacerdote viejo del pueblo, y es posible que este sacerdote fue el padre de Amelia (la posibilidad no esta importante a la película y no hay insinuaciones, pero no hay nada hecho para negarlo).
Era triste mirar la degradación de Amaro, porque su pecado fue tan complicado y humano. Aunque fue un sacerdote, a él le importaba su mismo. No es un crimen del alma le importa su mismo a veces, pero, en un cura, es un pecado tan grande. Tambien, si tenía templanza, fue bien y aceptable; sin embargo, el Padre Amaro no se controló. En cada punta, ponía su felicidad antes de todo: dice a Amelia, después de tenía relaciones sexuales con ella, que su vocación fue más como su relación.
En el fondo, Amaro no es un sacerdote, porque no comprende la religión. Entiende la usa de religión por tradición y la importancia en el pueblo, pero no respeta la religión en su alma. Como don Manuel, cada cosa religiosa que hace es para mantener la ilusión de fe y para consolar el pueblo. La diferencia entre los dos es que, mientras a don Manuel le importan el pueblo, a Padre Amaro solamente le importa el poder que gana desde el pueblo.
Su pecado es muy real y me apena mirar el éxito y sobrevivencia de alguien tan… malo.
